En 2002 se estrenó la última cinta protagonizada por el quinto Bond de la franquicia, Pierce Brosnan. El contrato del actor había expirado, y, dado que ya estaba cerca de cumplir los 50 años, no quería renovarlo. Esto puso a los encargados de la franquicia en busca de un nuevo intérprete, y también de un nuevo rumbo que darle a la saga, después de que “Muere otro día” comenzara ya a dar signos de agotamiento de la fórmula.
Por aquel entonces, el enfoque de “superespía” estaba algo quemado. La acción había cambiado un poco, y, si bien el noventero Bond de Pierce Brosnan acercó la franquicia a un nuevo público, parecía que ahora, ya en los 2000, se necesitaba un revulsivo similar. Y si un referente claro ha tenido esta última etapa de Bond, ese ha sido Jason Bourne. En el lapso de tiempo entre “Muere otro día y “Casino Royale” se estrenaron dos de las tres cintas que conformaron la primera trilogía sobre el personaje protagonizada por Matt Damon. Y está claro que el estilo de Bourne influyó en ese nuevo Bond.
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Daniel Craig lo tuvo difícil ya desde el principio. Brosnan era un Bond bastante querido por los seguidores de la saga, y que se marchara no causaba gracia. Pero mucho menos gustó su sustituto. Rubio y de ojos azules, Craig fue criticado por su aspecto, del que se decía que no se asemejaba a lo que se esperaba de Bond (a pesar del gran trabajo que ha hecho en la saga, una cosa no quita la otra: Craig tiene más pinta de alemán que de espía british), por las lesiones que sufrió durante el rodaje de su primera aventura en la piel de 007… hasta se crearon páginas web en su contra que amenazaban con boicotear la producción. Todo esto duró hasta el estreno de “Casino Royale” en 2006, con la que Craig calló, si no todas, si muchísimas bocas.
Los artífices de la saga tenían claro que necesitaban un giro importante, y por eso, optaron por una especie de reboot, que reiniciara la historia del agente, ahora en tiempos modernos, pero sin la intención de actuar como precuela o secuela de ninguna de las etapas de la saga. No en vano, “Casino Royale” comienza mostrándonos los dos asesinatos que le otorgan a James su nuevo estatus de doble cero y su licencia para matar. Esta condición de reboot permitía a las cintas de Craig mostrarnos a un Bond diferente, que podía llevarse a diferentes caminos y mostrar cosas nuevas, algo que desde luego se ha conseguido en las hasta ahora cuatro cintas protagonizadas por el actor.
Daniel Craig optó por mostrarnos un Bond diferente al de Brosnan, bastante más elegante de lo que veríamos en estas cintas. Craig presenta un Bond mucho más cercano a las novelas de Fleming (Timothy Dalton es el 007 más similar entre los anteriores): tosco, agresivo, duro, novato en varios aspectos, pero también vulnerable y, en definitiva, humano. Este Bond se golpe, sangra, comete errores y sufre. Un nuevo enfoque que fue un acierto total y que, en opinión personal de quien esto escribe, convierte a Craig en el mejor Bond de la saga (aunque cada uno tiene sus preferencias y el debate con Connery siempre ha sido constante)
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“Casino Royale” prácticamente contaba con Judi Dench en el papel de M como el único elemento que recordaba a la etapa anterior. Pero no se necesitaba más. Tras persecuciones en obras de Madagascar y en aeropuertos, la trama nos situaba en una partida de póquer organizada por Le Chiffre, un geniecillo de las matemáticas que ha perdido una importante cantidad de dinero que planea recuperar lo perdido en el Casino Royale de Montenegro. Allí irá Bond acompañado de Vesper Lynd, una contable del tesoro, para ganar la partida e impedir que Le Chiffre financie al terrorismo. La cinta fue un verdadero soplo de aire fresco para la franquicia, y un éxito entre público y crítica, que destacaron el nuevo aire de la franquicia y la interpretación de Craig.
Mads Mikkelsen compuso un acertado villano, que, aunque al final fuera un títere más en la trama argumental troncal de esta etapa de Bond, era bastante efectivo y funcionaba para una apertura de etapa. Sobre la película planeaba también la sombra de Mr. White, un hombre por encima de Le Chiffre que parece trabajar para una misteriosa organización, y que acaba terminando con su vida, y siendo capturado por Bond al final de la cinta. La cinta, además, tenía muchos guiños para la saga: desde ver los primeros pasos del agente, Bond en bañador como réplica de la famosa escena de Úrsula Andress, la creación de la famosa bebida del agente, la presencia de Félix Leither, el “Bond, James Bond”… era una cinta que satisfacía fácilmente a los fans de la saga y del personaje a la vez que atraía a nuevos seguidores, funcionando muy bien en ambos campos.
Bond es novato como agente doble cero, y se nota. Se golpea (no hay más que ver la persecución en la obra de Madagascar), se equivoca (en el aeropuerto o en la partida de póquer) y tiene errores de juicio (Mathis o Vesper) También le vemos enamorarse, ser traicionado y sufrir la pérdida, convirtiéndose en alguien más duro y desconfiado por el camino, y también dispuesto a vengarse. Eva Green se marca en mi opinión una de las mejores chicas Bond con su Vesper Lynd, personaje que funciona bien por sí solo y que acaba ejerciendo gran influencia en Bond. El final de "Casino Royale" nos presenta a un James cambiado, al que la experiencia vivida parece haber curtido y ya situado más en “modo agente”. Ya es Bond, James Bond.
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Es precisamente por el gran nivel que mostró “Casino Royale”, sembrando unos cimientos muy interesantes, que sorprendió que su continuación, “Quantum of solace” (2008) fuera todo lo contrario y pasara sin pena ni gloria con la saga. Su elemento más destacado fue la apuesta por la continuidad, algo no explotado hasta ahora en la saga. La cinta comenzaba inmediatamente después del final de “Casino Royale”, con Bond en una persecución mientras lleva al señor White en el maletero del coche. 007 pretende vengar la muerte de Vesper acabando con la organización detrás de su muerte, Quantum. Para ello, se enfrentará a uno de sus miembros, Dominic Greene, que pretende dar un golpe de estado en Bolivia para hacerse con el control del agua.
La cinta es, en general, fallida. Las intenciones de lograr cierta continuidad no eran malas, pero la ejecución deja que desear. Es una cinta de Bond más, con poco para destacar. Argumento del montón fuera de lo relacionado con la organización, que se queda en segundo plano finalmente, un villano tan anodino como las dos chicas Bond de la función y unas Gemma Artenton (con la que homenajean la escena del oro de Goldfinger, pero esta vez con petróleo) y Olga Kurilenko que no destacan. Como curiosidad, en esta cinta participó el español Fernando Guillén Cuervo, un coronel de policía en Bolivia.
Craig continuó la evolución del personaje mostrando a un Bond abatido, con bastante gusto por la bebida y con el objetivo de vengarse, algo que al final consigue, y que, con la escena final con M en la nieve, termina dando por cerrada la herida de Vesper. Su trabajo volvía a ser lo más destacable de una decepcionante película, pero, por suerte, todo cambió con la llegada de Sam Mendes.
La decepción generada por la entrega anterior se borró de un plumazo con la llegada de "Skyfall", en 2012. Sam Mendes tomaba las riendas de la saga, y nos proponía un argumento en el que el MI6 estaba en peligro tras la filtración de una lista de agentes. Un viejo amigo, ahora enemigo, que parece tener una cuenta pendiente con M y que busca ajustarla, pondrá en jaque a Bond y a su jefa.
“Skyfall” lleva a la pantalla elementos muy interesantes y que hasta el momento no habían sido vistos en la saga. Por un lado, tenemos un híbrido entre elementos aportados por esta nueva etapa y elementos de la vieja escuela, dando lugar a una mezcla curiosa y efectiva, y por otro, entramos en el pasado de 007 y en los orígenes del personaje.
La película coincidió con el 50 aniversario de la franquicia, y es un festival de referencias y una auténtica gozada para los fans. Así, a un argumento en el que se mezclan el ciberterrorismo y el uso de las nuevas tecnologías, encontramos elementos como el Aston Martin clásico o la entrada de personajes míticos de la saga como son Q (Ben Wishaw) o Monneypenny (Naomie Harris). Q nos es presentado como un joven tan socarrón en ocasiones como introvertido. Es, en esencia, un “nerd”, pero un auténtico prodigio con la tecnología y los gadgets. Por su parte, vemos a una Monneypenny que intentó ser agente de campo pero que al final lo dejó, ocupando su mítico puesto de secretaria de M. Judi Dench abandona el personaje en esta entrega, y su muerte propicia la llegada de Ralph Fiennes como nuevo M, masculino, como siempre había sido hasta la etapa de Brosnan (a Dench siempre se la echará de menos, eso sí) Al final de la película, nos deja una interesante fusión de elementos clásicos y actuales, que permite andar un nuevo camino, pero con elementos de antes.
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James Bond baja a los infiernos en esta entrega. Muere, resucita y vuelve a renacer. Después de que le den por muerto tras una misión en Estambul, y de permanecer al margen durante un tiempo, vuelve a la vida tras el ataque que sufre el MI6, dispuesto a ponerse de nuevo al servicio de su majestad. Un MI6 casi en pañales es todo con lo que puede contar Bond, que se enfrentará a un señor villano que le pondrá las cosas bastante difíciles. Este papel cayó en manos de un pletórico Javier Bardem, que, aunque tarda en aparecer, deja su huella en la cinta. Su Silva merece estar entre los villanos más reconocidos de la saga, y tiene momentos muy buenos, como su primera aparición.
Es la primera vez también que conocemos el pasado de James. Nos es presentado, como bien apunto Vesper en “Casino Royale”, como un huérfano escocés (un muy probable guiño a Sean Connery. De hecho, se pensó en el veterano actor para interpretar al guardés de la mansión de los Bond, pero Connery lo rechazó y este fue a parar a Albert Finney) que vivía con sus padres en la mansión “Skyfall”, lugar elegido por el agente para hacer frente a Silva en su lucha por detenerle y proteger a M. Silva acaba muriendo, pero también lo hace el personaje de Dench, con una despedida a la altura tras 7 películas dando vida al personaje. En cualquier caso, este acercamiento al pasado de Bond resulta muy interesante, ya que las anteriores cintas de la franquicia nunca habían profundizado en este tema, y es un elemento que ha tenido continuidad en “Spectre”
Cumple el villano, cumple la acción, cumple el argumento (aunque la famosa lista de agentes al final se quede en una mera anécdota), cumple la dirección… Tenemos a Naomie Harris y Berenice Marlohe como chicas Bond, pero se quedan casi en anécdotas, ya que si la verdadera “chica Bond” de la película es M.
“Skyfall” se convierte así en la mejor película de la saga. Como película de acción es excelente, pero supuso una revolución en la franquicia. Su mezcla de elementos, el vistazo al pasado de James, Bardem y Dench pletóricos, la entrada de nuevos personajes… El oscarizado Sam Mendes realizó un grandísimo trabajo en la silla del director. Y también teníamos el temazo de Adele. Una cinta, que, si bien puede que no sea perfecta, llevó a Bond a un nuevo nivel.
Y este 2015 nos ha llegado “Spectre”, vigesimocuarta cinta del agente, cuarta de Daniel Craig y segunda dirigida por Sam Mendes, que ya ha anunciado que esta ha sido su última aportación a la saga.
A partir de aquí, voy a hablar un poco más en profundidad de la nueva película, lo que va a incluir SPOILERS Si aún no habéis visto la película, es mejor que no leáis los siguientes párrafos. Si queréis disfrutar de la crítica sin spoilers de "Spectre" realizada en el blog, podéis hacerlo aquí
“Spectre” ha continuado con la labor iniciada en Skyfall. Es decir, ha continuado con esa mezcla de actualización de la fórmula y elementos clásicos que tan bien funcionó en su predecesora. El argumento nos sitúa ante un MI6 que sigue haciendo frente a los avances del mundo. El avance del terrorismo ha hecho inminente una fusión con el MI5 y en general una asociación de las asociaciones de inteligencia del mundo para aumentar la cooperación. Esta fusión dentro de la inteligencia británica supondría la eliminación del programa doble cero, considerado ya obsoleto. Por otro lado, Bond está actuando por su cuenta. M le dejó un mensaje tras su muerte en caso de que algo le ocurriera, y James está dispuesto a cumplir con la última voluntad de su jefa.
En líneas generales, “Spectre” no ha alcanzado el nivel de “Skyfall”, algo que era difícil, pero sí que es una grandísima cinta de Bond y una gran película en general. No obstante, creo que está a un nivel similar a “Casino Royale”, y que las tres cintas, lideradas por “Skyfall”, conforman el podio de la saga.
Tras una gran secuencia de inicio en México, Bond inicia un largo viaje que le lleva a visitar también Roma, Austria o Tánger, en pos de la organización Spectre. Lo construido durante las anteriores cintas parece converger aquí, ya que los villanos y pérdidas a los que Bond ha tenido que enfrentarse durante las tres anteriores cintas son cosa de la misma persona y organización, la Spectre liderada por Franz Overhauser, que, como era esperable, no es otro que uno de los villanos más míticos de la saga, Ernst Blofeld, que aparece esta vez con los rasgos del actor Cristoph Waltz, que suma un nuevo villano a la colección. La presencia de Waltz está tan limitada a la sombra durante la mayor parte de la cinta que, cuando por fin aparece, no consigue el mismo efecto que si consiguió el Silva de Bardem, lo cual, viniendo de un villano tan mítico, es un pelín decepcionante. No obstante, no se puede decir que sea un mal villano (Waltz está correcto y hay varios guiños, como la cicatriz), pero si que podía haberse esperado un poco más.
La historia de Blofeld ha sido entrelazada en esta ocasión con la del pasado de James del que hemos sabido algo más. Sabemos que, tras la muerte de sus padres, James fue adoptado por un hombre que le cuidó y le enseño al menos parte de lo que sabe. Este hombre era al padre de Blofeld, por lo que este nuevo giro convierte a los antagonistas en hermanastros. Por todo lo citado, y aunque, como suele suceder con Bond, no hace falta haber visto las cintas anteriores, el que no haya visto las predecesoras va a perder algunas cosas.
La cinta cumple sobradamente, y los seguidores de Bond van a disfrutar sin duda, aunque creo que para el argumento que ofrece en esencia, hay demasiada película. No obstante, también debo decir que no he notado en ningún momento los 150 minutos de duración. M, Q y Monneypenny tienen su subtrama, las chicas cumplen (aunque Monica Belucci tiene muy poco papel) y vuelve a ser intachable como cinta de acción, con una impecable dirección de Sam Mendes.
“Spectre” puede ser, además, un gran fin de etapa. Tiene una sensación de cierre que no tenía “Skyfall”, y, si Craig no regresa a la saga, la cinta lo deja todo listo para la siguiente etapa.
FIN SPOILERS
No sabemos todavía si Daniel Craig habrá puesto fin a su etapa como James Bond con "Spectre". A pesar de tener contrato para una más, no parece estar muy convencido, pero en el cine todo da muchas vueltas.
En cualquier caso, su etapa se ha ganado a pulso ser al menos una de las más reconocidas de la saga. Por el estilo con el que ha dotado a Bond, por la calidad de tres de estas cuatro cintas, por la mezcla de elementos clásicos con la actualización de la fórmula, y por introducir interesantes novedades y saber darle un nuevo giro a la franquicia más longeva de la historia del cine. No sabemos que es lo que vendrá ahora, pero, gracias a Daniel Craig, James Bond está más vivo que nunca.