Crítica: Old Boy (2003)

Es famosa la cita de Picasso sobre Gertrude Stein, cuando el primero la pintó un cuadro que según entendidos no se parecía en nada a ella. Él dijo: "Ya se parecerá". 
En 'Old Boy', el protagonista se pasa 15 años en cautiverio sin un espejo, pero en compañía de un cuadro que muestra un hombre con inquietante sonrisa y ojos llorosos. "Ya se parecerá", pensó el autor de su prisión.

La película es la historia de venganza más dura jamás filmada. 
Esto, que podría ser una frase hecha, aquí pierde todo su sentido: los ángulos de cámara son incómodos, los personajes son despreciables, los ambientes son sucios... una historia no se consigue solo con su aspecto, pero es que incluso la historia a tratar es repugnante. 
Basta decir que se mete en el pantanoso terreno de los afectos, y como estos pueden ser corrompidos en su misma esencia. La mejor de las venganzas: saber que el amor que le profesas a una persona va contra tu propia naturaleza.

Oh Dae-Su pasa años en una habitación de hotel. El primer acto de sibilina maldad: robar a alguien de la faz de la Tierraencerrándole en lo que solo suele ser un lugar de paso. 
Se pasa años rumiando su propio desconcierto y rabia. De hecho, no sabemos nada de él mas allá de que tenía que ir al cumpleaños de su hija, pero empatizamos con él. Estaba borracho, un par de sentimientos verdaderos le hemos visto. 
Cuando llega la liberación, inmediatamente acepta la muerte de su propia vida, porque hay cosas sin vuelta atrás, y se centra en provocar dolor a quien se la haya robado.

A partir de ahí, uno podría pensar que llegan sangrientas luchas con los esbirros del "villano". 
Pero no, porque 'Old Boy' opta por ser extremadamente metódica sin ser un videojuego cualquiera, el protagonista sale y no tiene nada qué hacer, nadie a quien acudir, ningún rostro que odiar. 
Solo a través de pequeñas pistas, que a veces le llevarán semanas de (extraña) investigación, será capaz de reconstruir los pasos de su captor para dar con él. La compañía de una cocinera, Mido, será para él mero adorno para lograr sus fines. 
La única "escena de acción" es horriblemente anticlímatica y poco espectacular por si misma, pero si refuerza el concepto del film: la crudeza, el no parar aunque tengas el estigma de la desconfianza clavado en la espalda.

La contención va en aumento: Dae-Su no para de traicionar sus propios instintos, debe mantenerse tranquilo para lograr sus fines. Por eso, en los pocos momentos de violencia, la rabia acumulada explota e impacta más. 
En el fondo, todos los personajes de la película sufren de esa contención, todos vaciados de sus ansias de vivir y llenos de la más pura maldad retorcida, que han esperado años para llevar a cabo. 
El tiempo es otro factor importante en sus vidas, también han sabido ser pacientes y esperar el momento justo para desencadenar lo que lleva años comiéndoles las entrañas, aun a riesgo de olvidar todo lo demás y vivir solo para ello.

'Old Boy' no deja de ser un testimonio de lo incansable, perdurable que puede ser el ser humano cuando solo tiene su propio dolor y deseo de vengarlo. 
Es una historia de venganza cruel con el sadismo refinado como único motor. De obligada visión, pero de cuestionable admiración.